domingo, 29 de abril de 2012

ENDOGAMIA.


La Endogamia consiste en el emparejamiento de individuos con un parentesco cercano, es decir, consanguíneos. Podemos considerar que dos individuos son consanguíneos si tienen al menos un ancestro en común. Obviamente todos los individuos de una población tienen cierto grado de parentesco y por tanto son consanguíneos, es más, si miramos hacia atrás en la historia evolutiva incluso de una especie, todos sus individuos están emparentados. Estadísticamente, la población humana tiene muchos ancestros en común, lo que significa que compartimos muchos  genes por descendencia. Si pensamos que cada uno de nosotros tiene dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos , etc. , etc.  O nos remontamos veinte generaciones atrás, vemos que harían falta muchos más millones de personas que las que se sabe que poblaron el planeta, para que ninguno de ellos tuviera parentesco. Como se sabe que esto no es así, debemos admitir siempre un cierto grado de consanguinidad.
El problema de los emparejamientos consanguíneos en poblaciones pequeñas o dentro de una misma familia consiste en la probabilidad de heredar un mismo alelo por descendencia, es decir, que lo heredemos por  dos vías, paterna y materna, desde el ancestro  común. Aumentará por tanto el número de individuos homocigotos para un locus con alelos idénticos, al proceder estos del mismo ancestro. La consanguinidad lleva a un descenso rápido de los heterocigotos en la población, alejándola del equilibrio de Hardy-Weinberg. La endogamia no cambia las frecuencias alélicas pero sí las proporciones genotípicas, aumentando por igual ambos tipos de homocigotos en detrimento de los heterocigotos, lo que conlleva a un descenso de la variabilidad genética de la población.
En el caso de poblaciones aisladas geográficamente, o en el caso de comunidades que se reproducen entre ellas por razones socioculturales, la probabilidad de heredar genes deletéreos o que conlleven enfermedades aumenta notablemente. Cuanto más cercano sea el parentesco, mayor probabilidad de heredar esos genes por doble vía, y por tanto mayor incidencia de la enfermedad en la población.
El aumento de homocigotos recesivos en la población asociados a enfermedades o genes deletéreos conlleva un descenso de la eficacia biológica de los individuos, aumentando la mortalidad neonatal, infantil y juvenil con respecto a poblaciones donde los cruzamientos son al azar.



En la imagen, Juana I de Castilla, tristemente conocida como Juana La Loca, y que perteneció a una familia real donde los matrimonios entre primos y tío-sobrina, eran muy frecuentes. 

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