Las endorfinas son péptidos opióides que sintetiza y segrega nuestro sistema nervioso. Son por ello moléculas endógenas y además tienen una acción o se comportan, como hormonas. Junto con las encefalinas poseen una acción analgésica cientos de veces más potente que la morfina. De ahí que sea tan interesante el estudio de los opióides en la adicción. Y es que la acción analgésica del opio y sus derivados tiene su respuesta en que hay receptores para estas molécula en nuestro sistema nervioso. Sería como si una molécula exógena tuviera su homóloga, incluso en su acción, en otra endógena, cuyo orígen y mecanismo de acción se conoce poco.
Se sabe que las endorfinas son moduladores de los neurotransmisores hormonal y son potentes liberadores de la hormona del crecimiento y de la prolactina, por ejemplo. Y se estudia, por ejemplo, que los síndromes de abstinencia de morfínadictos estén relacionados con una deficiencia endógena de endorfinas, y que este hecho esté directamente relacionado con el número de receptores de los mismos.
Pero lo que resulta realmente apasionante y desconcertante es su aparición en todo lo relacionado con el placer, más allá de la analgesia y del control del dolor. ¿ Por qué se segregan grandes cantidades de estas moléculas durante una relación sexual? ¿ O durante el ejercicio físico intenso? Por ejemplo en una carrera, o en una buena sesión de pesas en un gimnasio, o una buena carcajada
. ¿ Por qué a algunas personas nos produce placer el mero hecho de ir a sudar unas horas a un gimnasio y a otras no les apetece e incluso les aborrece el hecho de gastar energía? ¿ Qué es lo que hace que se desencadene el mecanismo de síntesis y secreción de estas pequeñas moléculas?
A lo mejor hay "adictos" a las propias endorfinas. Eso significaría, y es lógico pensarlo así, que cada individuo, que la población, presenta una variabilidad significativa en cuanto al número de receptores que se sintetizan para captar estas moléculas y así responder de una un otra manera a su acción. Es decir, con más o menos intensidad.
Pero volviendo al tema del placer...¿Quién es capaz de medir eso? ¿ Puede una molécula decirnos lo que sentimos y mucho menos controlarlo?

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